martes, 19 de enero de 2010

... Cuando tus padres te dan la brasa

Da igual la edad, el sexo o la condición, si sigues bajo el techo de papá y mamá, todo y nada es previsible, y puedes pasar de levantarte en una buena mañana a desear haber seguido durmiendo y no levantarte en tres días. Ese es el caso de hoy, que ha empezado todo por una insignificante bolsa, pero no os engañéis, podría haber empezado con cualquier otro objeto, gesto o comentario. Es así de simple, en el momento en el algo le molesta pueden haber pasado horas hasta que la conversación termine, aunque sea un monólogo porque hace ya mucho tiempo que hayas decidido pasar del tema. Y si la otra mitad del matrimonio está presente, todavía se puede aguantar, lo peor es como no esté y llegue cuando el o la monologuista esté en su apogeo, ahí ya mueres. Empiezan a salir todos tus defectos, cualquier cosa que hayas hecho mal desde la infancia, e incluso sus propias frustraciones personales. Ahora podría expresarme como una adolescente dolida y decir que la vida es muy injusta, pero no es así, es el ciclo de la vida, que el de los humanos es una mierda. Algún día yo les daré la brasa a mis hijos, que se la darán a mis nietos... y así hasta el fin de los tiempos.

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Nunca dejes a tus pensamientos prisioneros...