viernes, 12 de marzo de 2010

... En revivir momentos en otra piel...


Como ya os anuncié, ayer salí con mis compis de carrera, todas niñas, mi vecino de toda la vida vida y sus amigos, que casualmente conocieron a mis compis en juergas anteriores. Me lo pasé de muerte, nos pusimos en chupitos cervezas y tinto..... Y es que claro, llevaba sin ir a una juerga universitaria desde los 20, y ya se me había olvidado lo que significaba XD
Lo malo vino a la vuelta. Mi vecino y yo nos habíamos parado a hablar con un amigo que tenemos en común y nos despistamos de las niñas. Cuando conseguí localizarlas estaban fuera del local, y una de ellas, a la que aquí llamaré Pocahontas por la trencita que llevaba, estaba llorando como una descosía mientras decía algo así como: "Es que yo le quiero y se ha ido con una gorda". Le dije que yo así a bote pronto no podía juzgar y que me contase la historia. Y fue lo que yo me temía. El típico amigo del alma que te sobetea, te enchocha, y a la hora de la verdad "sólo eres su amiga". (Que seguro que también las hay en versión chica).

Yo lo sufrí durante 4 años de mi vida, así que en vez de contar su historia os contaré la mía.



Le conocí con 16 años, él y su hermano, que eran poco mayores que yo, me ayudaron a conocer a la pandilla de jóvenes que se juntaba donde mis padres acababan de comprar el apartamento de la playa. Era mono, es mono, no un dios griego, pero tenía algo especial.
Me encantaba sentarme en el borde de la piscina al atardecer para ver como nadaba sus largos. Aún recuerdo su cara tan aniñada, entrando y saliendo del agua con los ojitos cerrados, y tan brillante...
Una mañana él no amaneció allí. Mis padres no me dejaban ir a la playa con ellos de noche, así que hasta media mañana no me enteré de que había tenido un accidente con la moto la noche anterior cuando cruzaba el puente con un amigo. Nunca llegué a creerme que fuese él quien llevaba la moto, él no bebía y era un chico muy responsable ¿Cómo me iba a creer que había empotrado la moto directamente contra una rotonda? Pero eso es otro tema.
Durante los dos primeros años de la travesía, como mis padres no me dejaban salir sólo lo veía en verano y poquito, aunque si que guardo un buen recuerdo: tanto a su hermano como a él les encantaba que yo les echase la crema solar en la espalda porque decían que daba unos masajes buenísimos. Y yo, loquita por esa espalda de nadador y esa carita de niño pensaba: "pues para un don que tengo, lo aprovecho." En aquellos momentos se comportó como un hermano mayor y como un gran amigo. Y la verdad, como yo veía aquello un poco como imposible, hacía y deshacía como quería y con quien me daba la gana.
Cuando cumplí los 18 la cosa cambió, empezamos a cruzarnos por las noches en los bares, y ya cuando cumplí los 19 directamente salíamos juntos todos los findes, mínimo viernes y sábados. Y empezamos a cometer errores, abrazos y miradas con otros significados, bailes y despedidas demasiado pegados. El problema llegó cuando yo quise dar un paso más. Llamadme golfa si queréis pero cuando a mí me gusta alguien de esa manera necesito demostrarlo de forma física, aunque sea un morreíllo. Pero no, para él "sólo era una amiga". Y aquello empezó a degenerar. Yo me harté de esperar algo que nunca llegaba y aunque seguí cada día más loca por él me empecé a liar con otros tíos delante de él (cosa que él nunca hizo). Al principio la consecuencia era que se despedía y se iba a otro bar o casa, pero luego llegaron cosas como dejar de hablarme 3 semanas por haberme acostado con un tío que él conocía y no habérselo dicho, echarle una bronca monumental a un amigo suyo por intentar liarse conmigo, llegar cuando estoy hablando con uno de mis comodines (gracias Su), abrazarme por detrás, besarme en el cuello y decirme que me espera al otro lado de la pista.... (ese beso se quedó tatuado muuucho tiempo en mi piel). Esto ya me desquiciaba. Sus amigos más íntimos me decían que lo tenía en la palma de la mano, que lo tenía loco, y mis amigos lo veían claro también; demasiados celos para ser sólo un amigo. Mientras, él me metía la mano por debajo de la falda mientras su boca insistía en que sólo éramos amigos.
Veréis, cuando lo de las famosas 3 semanas sin hablarme, que fue muy cerca del final, pasó algo que os contaré para que os riáis un poco más abajo. Yo a la 3ª semana no aguantaba más y le escribí un sms: "No te culpo por estar enfadado, pero tampoco me culpo a mí." Sencillo y eficaz, a los 2 minutos me estaba hablando por el msn. En resumidas cuentas me dijo que él en ningún momento había estado enfadado conmigo, sólo que "Había llegado a sus conclusiones" y yo pensé: "Sí. Y yo vivo en el mundo de la piruleta, en la calle de la golosina". (Gracias Homer)
Total, que después de mucho quemarme los sesos, me desperté un sábado dispuesta a hacer que las cosas cambiasen. Esa noche "coincidiríamos" como siempre en una discoteca. No fui a buscarle, me miraba apoyado en la pared, con esa mirada que tanto me ponía, esperando a que fuese a por él. Pero no fui, y cuando por fin él vino a mí bailamos, pero ya no era como antes, yo me mantenía en mi sitio, sin acercarme demasiado. Él lo intentaba y yo me alejaba, hasta que no pudo más y me dijo: "No bailas conmigo como siempre". Entonces yo me acerqué a él, y muuucho, y mirándole fijamente a los ojos le dije: "Es que como un gran amigo mío me dijo una vez, he llegado a mis conclusiones". Y me fui por la puerta grande.
Pero claro del dicho al hecho.... así que al poco tiempo cuando conocí a un chico increíble le dije que no sabía si aquello iba a ser más que un rollo porque seguía colgada por el otro. La cosa empezó a ser seria y se convirtió en mi pareja (a partir de ahora Otro y Pareja para no liarnos).
Total, que tras unos meses sin comunicarme con Otro (aunque sí que vi en una de sus redes sociales que me había sustituido por una chica con un increíble parecido físico a mí) llegó mi cumpleaños. Él NUNCA había aparecido por ninguno de mis cumples aunque siempre le había invitado, pero ese año que por fin tenía una pareja estable y todo me iba bien....
Celebré mi 21º cumpleaños en la zona de botellón como toda buena niñata del centro. Y Otro no sólo vino, si no que además se trajo a todo su botellón con él. Empezó a hacerme carantoñas y darme achuchones hasta que Pareja rompió un vaso con la mano de la rabia acumulada, y se fue a dar una vuelta con sus amigos, lo que Otro aprovechó para recalcarme que aquello no era un comportamiento de buen novio.
Entonces lo vi claro, y AQUÍ ESTÁ LA MORALEJA: Él nunca me quiso, si lo hubiese hecho no me habría utilizado y no habría ido a destruir esa noche el motivo de mi felicidad y mi estabilidad. Me utilizaba para alimentar su ego, me pensaba como una propiedad, su animadora personal. Sentí como las luces de aquel gran teatro se apagaban, así como mi locura por él.
Aún así, he de confesar que me sigue uniendo a él una especie de cordón umbilical, de hecho le dediqué una de mis primeras entradas. Pero ya tengo claro lo que NO siento: ya no le amo, ni le deseo, sólo siento un cariño, casi como el que se le tiene a esa pequeña criatura a la que le falta mucho para madurar.

8 comentarios:

  1. Creo que todas hemos pasado por algo así alguna vez. Yo misma he pasado por ello aunque mi final es más feliz a pesar de que ya no hablemos tanto (casi que lo prefiero). También la edad influye bastante.

    Mira otra cosa m´s para brindar cuando vengas "POR LOS INUTILES QUE NO SABEN LO QUE SE PIERDEN"!!! :)

    ResponderEliminar
  2. Historia sin final feliz. Lamentablemente, son las más comunes. En fin, solo se me ocurre un tópico: De todo se aprende.

    Buen finde!

    ResponderEliminar
  3. Qué tío! El típico que "ni come, ni deja comer". Cosas así, por ejemplo, son la que me reafirman en mi idea de que los hombres no son tan simples como pretenden ser.
    Yo también tuve un amor imposible parecido, y ahora me alegro de que no funcionara, porque tener como compañero de viaje a alguien tan complicado no merece la pena. La vida ya es bastante complicada tal y como es, como para hacerla todavía más difícil. Mejor no...
    Un abrazo! Y gracias por nombrar mi "tratado" sobre los comodines :D

    ResponderEliminar
  4. Uf. Me ha gustado mucho (creo que, si están bien contadas, me gustan todas las historias del pasado de las personas). Desde luego no parecía un comportamiento muy normal, y no entiendo que te meta la mano por debajo de la falda y te quite la cara cuando tiras a darle un beso. Él se lo perdió, como ya han dicho.

    La frase de tu amiga, por cierto, impagable, aunque detesto que se insulte a la gente por su condición física. xD

    ResponderEliminar
  5. Quizás otro te quisiera a su manera pero no era la manera en la que tu le necesitabas, es curioso como se transforma el amor en un segundo. Besos

    ResponderEliminar
  6. A veces una persona te necesita como tu bien dices para alimentar su ego. Se crea cierta dependencia. Si tu no te enamoras y te divierte la situación, estupendo, pero si tu estás enamorada y crees que esa dependencia se convertirá en amor... plofff! Chafón!

    Me parece que en tu caso tu estabas enamorada y pensabas que esa dependencia que tenía de tu amor era porque él sentía lo mismo.

    Sea como fuere, saliste de ahí. Bien por tí!

    Besos

    ResponderEliminar
  7. Bajo mi prisma de cuarentona, tengo un nombre para estos tipos:
    "El perro del Hortelano".

    Y te aseguro que si te cuelgas de ellos son peligrosos. De hecho es el especimen más peligroso para una mujer, que ya de por sí no nos gustan las cosas facilitas a edades tempranas y tal...

    ¡Huye como de la peste!
    Aunque ya lo hiciste, pero ni cordón umbilical...¡ni leches!

    Esta gente tiene una patología,(que ahora mismo no me acuerdo cómo se llama), pero hablando con mi íntima la psicóloga me explicó muy bien...y francamente ¡son un peligro!.

    ResponderEliminar
  8. una historia bonita, pero con final no muy feliz, aunque viendolo de lejos, puede que haya sido lo mejor, porque x lo menos guardas un buen recuerdo que quizas de otra manera no seria asi......

    ResponderEliminar

Nunca dejes a tus pensamientos prisioneros...